¿Qué hacía el Señor
cuando me acosaban,
cuando me agredían,
cuando me humillaban,
cuando se reían?
¿Dónde estaba Dios
cuando yo temía
en la noche clara
que llegara el día
y me despertara?
¿Qué fue del Señor
cuando le rezaba,
cuando le pedía,
cuando le rogaba,
cuando le inquiría,
y él no me ayudaba
ni me protegía?
Si estuviera en Ruanda,
si se fuera a Siria,
si anduviera en Zambia
o allá en Palestina,
ya no me importaba,
no me quejaría.
Pero, ¿qué hay de Dios
cuando donde hay muerte
se requiere vida
y quiere morirse
quien puede vivirla?