suelo mirar a la Luna
por la noche, y al lucero
cuando madruga.
¿Sabes? He visto una estrella
que brilla de forma extraña,
que me habla cuando destella,
y que me llama.
¿Sabes? ¡Las cosas que pasan!
Pasó la otra madrugada...
Los murciélagos volvían
a su morada.
¿Sabes? Me quedé a escucharlos.
Les miraba y me decían:
¡Mira arriba: él te llama!
¡Mira hacia arriba!
¿Sabes? Miré para arriba:
eras tú quien me llamaba.
Descubrí con alegría
que me mirabas.
¿Sabes? Desde tu estrelluca
me contaste tus andares
por Euskadi y la Tierruca,
tan bellos lares.
¿Sabes? Nuestra conversación
fue cortada cuando al final
esa maldita luz del Sol
me impidió mirar.
¿Sabes? Cuando voy al pueblo
suelo mirar a la Luna
por la noche, y al lucero
cuando madruga.