El mismo mirar
que te infunde miedo
puede mostrar
algo de afecto.
Mi sol es tu mirar;
tu sonrisa, mi luna.
Quizá te quieras acercar
a la que por ti deambula.
¿Me harás como el anterior,
que me dejó de lado
hasta que de otro
me hube enamorado?
Y ahora es que me persigue,
dicho puerco enmascarado.
Esto no me ocurriría
si antes te hubiese amado.